La televisión, ese aparato delante del cual, niños y mayores, pasamos tantas horas viendo por dos razones muy sencillas: nos entretiene, y además, no requiere mucho esfuerzo por nuestra parte, siendo esto último un factor fundamental, puesto que si bien hay muchas cosas con las cuales nos divertimos mientras las hacemos, por ejemplo, las actividades deportivas, el hecho de que nos supongan un esfuerzo conlleva una disminución de la frecuencia con la que las realizamos. El único esfuerzo que conlleva ver la televisión es el de coger el mando y zapear, y mientras, hasta podemos hacer otras cosas.
La televisión nos ejerce una gran influencia, cuanto más a los niños, por eso esta virtud debería ser aprovechada en el campo de la educación para que se diviertan mientras aprenden, aunque no se den cuenta de ello.
Los adultos debemos ser conscientes del tipo de televisión que los niños ven hoy en día y cuestionarla: ¿son los programas infantiles y dibujos animados educativos?, ¿qué diferencias hay con los que nosotros veíamos cuando éramos pequeños?, ¿ofrecen una programación infantil adecuada los distintos tipos de canales (públicos, privados, temáticos...)?, ¿se respetan las franjas horarias infantiles?...
La televisión nos ejerce una gran influencia, cuanto más a los niños, por eso esta virtud debería ser aprovechada en el campo de la educación para que se diviertan mientras aprenden, aunque no se den cuenta de ello.
Los adultos debemos ser conscientes del tipo de televisión que los niños ven hoy en día y cuestionarla: ¿son los programas infantiles y dibujos animados educativos?, ¿qué diferencias hay con los que nosotros veíamos cuando éramos pequeños?, ¿ofrecen una programación infantil adecuada los distintos tipos de canales (públicos, privados, temáticos...)?, ¿se respetan las franjas horarias infantiles?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario